Merecer el Río

Por la Comisión Directiva  de la APMN.

     En nuestro primer número desarrollamos nuestra opinión, producto de una extensa investigación a la que nos hemos abocado, respecto de los derechos públicos y privados del acceso a las propiedades privadas ribereñas. Mencionamos la vigencia del art. 2639 del Código Civil, por tanto de la obligatoriedad por parte del propietario de tierras que linden con ríos navegables, de dejar libre un camino de 35 mts de ancho a lo largo de la ribera, llamado "camino de sirga", utilizado exclusivamente a los fines de la navegación. Mencionamos asimismo que pertenece a los bienes del Estado el río hasta su cota máxima, entendiéndose en este concepto la franja de tierra que queda producida por la máxima creciente. Pero también mencionamos que la orilla del río (inclusive el camino de sirga) pertenece al propietario ribereño, y dicho camino sólo constituye una restricción al dominio de la propiedad y no una desmembración de la misma.

     De este mini-compendio de elementos legales que configuran la cuestión de la propiedad ribereña concluimos en que:

     1. Los ríos pertenecen al dominio público pero no hay forma de acceder a ellos sin la autorización de un particular.

     2. El propietario ribereño corre serios riesgos al abrir indiscriminadamente sus tranqueras, ya que nada le asegura que ello no implique daños a su propiedad.

     3. Por ultimo, y como elemento de mayor importancia para nosotros, la actual capacidad de fiscalización y control por parte del Estado en lo que hace a la preservación de los peces, es insuficiente.

     Sabemos del esfuerzo que hace el Cuerpo de Guardafaunas en este sentido, pero sus recursos son limitados y sus salarios algo menos que lamentables en función de la responsabilidad que tienen; es por eso esta Asociación colabora activamente con dicho Cuerpo. De la misma manera decimos que si no podemos garantizar el control, no podemos abrirle la puerta a aquellos quienes la pesca deportiva significa solamente quitarle peces al río. Es nuestra humilde opinión.

     Uno de los integrantes de la Comisión Directiva de la APMN (Pablo García, el de la foto de tapa de Acción de Punta N°1), es un tipo de pocas palabras pero de grandes hechos. Inventor, reparador de cañas, panadero y "caster" como pocos, lacónicamente volvió a echar luz en la definición de nuestra representatividad diciendo que la APMN no representa solo a sus asociados, representa a todos aquellos que, vinculados de una u otra forma a la Pesca, merecen el río.

     Merecer el río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer el río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.

     Desde la APMN invertiremos nuestros mayores esfuerzos en cuidar y enseñar a cuidar el río, sus peces y su medio, pero no seremos instrumento de personas sin escrúpulos que pretenden apoderarse de la vida de los ríos como si ésta fuera un bien que se adquiere o se detenta; repetimos: el Río es de todos. Para ser más estrictos aún, lo estamos tomando prestado de nuestros hijos y nietos. Quien crea que por tener un equipo de pesca es dueño de la vida de todo pez que capture, como así quien suponga que el título de propiedad de un terreno ribereño implica la propiedad de la vida en los ríos, está equivocado. Será por eso que insistimos tanto en que el Estado debe asumir definitivamente su responsabilidad en el manejo de un recurso que le pertenece: La pesca deportiva.

Qué hacer?

     Las soluciones a esta encrucijada de derechos y obligaciones pueden ser muchas. Habrá quien diga: "Para que haya más pesca hay que sembrar más peces". Consultemos la opinión del CEAN sobre la siembra indiscriminada de peces (ver reportaje a Alejandro del Valle en el próximo número) y nos daremos cuenta de la barbaridad que significa eso. Propietarios con visión comercial mezquina cerrarán sus tranqueras, reducirán la presión de pesca sobre su orilla, y venderán la "exclusividad" de un ambiente de pesca óptimo a un precio exorbitante sólo a aquél que lo pueda pagar. En éste último sentido hemos recibido críticas a nuestra primera nota "Orillas Conflictivas", acerca de los calificativos que asignamos a quienes no tienen intenciones de resolver el conflicto de los accesos de pesca. Entiéndase bien: pretendemos que la mayor cantidad de gente acceda a los ríos, produciendo el mayor gasto posible en su estadía y dañando lo menos posible al medio. Nadie debe sentirse ofendido si, al igual que nuestra Asociación, tiene sanas intenciones de darle solución al conflicto, pero si sus intenciones son continuar con la situación actual , más de una vez se sentirá afectado por nuestro accionar.

     Hasta el día en que nos constituímos como Asociación, los pescadores vociferábamos dentro de una bolsa de papel nuestras exigencias y el cumplimiento de tal o cual ley y/o reglamentación, luego de inflada la bolsa, abríamos ampliamente los brazos y la destruíamos con violencia, de modo que alguien más que nuestra conciencia lo escuchara. Dijo Wayne Hadley en su conferencia en Neuquén (ver A. de P. N° 1, pag. 25) que no podemos pretender que un tercero defienda nuestros intereses, ni tampoco depender del Estado para que nos suministre las soluciones requeridas. Así, "...debemos organizarnos...", "...juntos somos más...", "...la unión hace la fuerza...", "...aportemos un granito de arena...", dejarán de ser solo frases cuando las Organizaciones No Gubernamentales nos constituyamos efectivamente en la cuarta pata de la mesa del Conjunto Social, cumpliendo con nuestro deber irrenunciable e indelegable de ser vigilantes de la correcta administración de un recurso que nos pertenece.

     Creemos -totalmente convencidos y sin intenciones de ser soberbios- que todo lo discutido y resuelto respecto de la pesca deportiva este último año no habría sido lo mismo sin nuestra presencia activa. Quizás pudimos haber hecho algo más importante o quizá no, lo esencial es que hicimos todo lo que tuvimos capacidad de hacer.

     Pues entonces, las Asociaciones de Guías de Pesca, las Cámaras de Comercio, la Sociedad Rural, las Fundaciones, las organizaciones ecologistas, los clubes de Pesca, etc., deberán decir presente y presentar propuestas concretas -acompañadas por supuesto de efectivo trabajo-, deberán exigir con autoridad el cumplimiento de las reglamentaciones tendientes a la preservación de este tan preciado recurso. Porque todos seremos los beneficiarios de una correcta aplicación de políticas que garanticen su permanencia a lo largo de los años.

     Nuestra opinión es que la única solución durable es la que adoptemos todos consensuadamente y por convencimiento, con intervención y opinión de todas las partes involucradas, incluso promulgando una Ley Provincial moderna donde puedan reglamentarse los accesos a los ríos. El control será mucho más efectivos si los propietarios y los integrantes de ONG's también nos costituímos en fiscalizadores, impidiendo y denunciando el daño al medio ambiente, no solamente reclamando mayor control por parte del Estado.

     La APMN está haciendo convenios con propietarios ribereños, con los cuales nos comprometeremos a que nuestros más de 260 socios serán verdaderos vigilantes no sólo del río sino también del ambiente que lo rodea; además de estar abocados a la elaboración de un proyecto de accesos de pesca que colaborará verdaderamente con el control de las partes interesadas tratando de llegar al equilibrio necesario en esta cuestión.

     Fundamentalmente, las cuatro patas de esa mesa deberemos hacer verdaderas campañas de educación respecto de la explotación racional del recurso de la pesca deportiva.

     Abramos la cabeza. Así no tendremos enfrentamientos ridículos, ni violaciones a la propiedad privada, ni violaciones a los derechos de todos los ciudadanos.

     Insistimos: no podemos ni debemos hacerle más daño al río del que se le ha hecho hasta ahora; si no garantizamos control y fiscalización no podemos permitir más accesos. Pero no por ello nos sentaremos cruzados de brazos esperando respuestas por parte del Estado. Si continuamos con la sanata de "adónde van los fondos de los permisos de pesca" y contemplamos impávidos el apaleamiento a nuestra población de peces, dentro de pocos años la pesca deportiva en Neuquén será solo un hermoso recuerdo. El rol de las autoridades en este tema está escrito en las reglamentaciones, los pescadores deben cumplir con lo prescrito por el Reglamento de Pesca, no queda lugar para dudas.

     Lo que no está escrito es qué deben hacer las ONG's; a ellas va nuestro mensaje: los invitamos a andar juntos el camino que encaramos hace un año. Pónganse a disposición de las autoridades del área de Recursos Naturales, organicen actividades financieras para proveer a los Guardafaunas de nafta, víveres, papel, lapiceras, frazadas, trailers y una vez hecho eso verán qué fácil será exigir la aplicación de la autoridad ante violaciones al Reglamento. Repetimos: somos los beneficiarios, todos pretendemos enseñarle el arte de la pesca a nuestros nietos y para ello necesitamos peces, colaboremos y exijamos.

     A los pescadores, fundamentalmente a los mosqueros: seamos un buen ejemplo, seamos buenos transmisores de buenas actitudes, preservemos nuestro recurso más preciado. 3.000 ovas, serán 30 preadultos y sólo 3 adultos. Una trucha de 2 kg. nos da 3000 huevas.

     Merezcamos el río. El río se lo merece.