Un 2000 sin espejos

Por Darío Pedemonte

     Una temporada más, y lamentablemente ya sé de muchos que se han sentido estafados; en mi caso he incorporado¨un espejito" más, ¡ya tengo una colección!

     Uno comienza a considerarse un verdadero "gil" que ilusoria y honestamente cumple con las disposiciones, sólo para ver cada vez cohartadas sus posibilidades.

     Reuniones, congresos y más congresos se convierten en un escenario donde solo se disfraza la realidad. ¡Basta de show con grandes figuras y de recitar elocuentes discursos donde pareciera desconocerse lo que estamos padeciendo!

     Con o sin rebaba, devolución obligatoria, exclusivo mosca, tamaños según los ríos, horarios, en ayunas, etc., etc., pero lograr la vigencia del reglamento, es solo otra utopía más.

     ¿Cuántas licencias se emiten en la Patagonia?, ¿ Las pagamos para solventar que?, ¿Controles?, ¿Repoblación?, ¿Campañas de instrucción?, etc., etc.; las respuestas simplemente sirven para llevar estadísticas de cuantos giles se incorporan por temporada a esta actividad.

     Si no hay jurisprudencia sobre el tema, ¿para qué se imprime un reglamento donde se citan ríos y ríos a los cuales no se puede acceder?

     Sólo debieran citarse aquellos ámbitos que comprendan el territorio de Parques Nacionales y hacer la debida aclaración de que todo curso de agua fuera de esos límites, al igual que en el medioevo, pertenecen a los señores feudales que son dueños también de la fauna de su territorio.

     Todos los buenos ríos son explotados directamente por los propietarios, o lo son indirectamente mediante contratos con profesionales o empresas extranjeras.

     Si analizamos el futuro sobre la base de la experiencia de Tierra del Fuego, y de los últimos años en la cordillera, la única alternativa posible es hacernos a la idea de PAGAR.

     Pero, ¡basta de hipocresía!. No nos involucremos más en el lirismo de creer que el pescador con mosca es un poeta onanístico que en el futuro recreará la actividad en la pantalla de su computadora.

     No deseo seguir coleccionando "espejitos" y menos convertirme, o ser considerado como un furtivo, si acato lo único que nos habilita, el "glorioso reglamento".

     Fuentes tan confiables como el CEAN nos hablan que estudios realizados en el río Chimehuin demuestran que por km. de río pescable, se obtiene un ingreso promedio anual de 129.000$.

     ¿Qué sentido tiene colaborar para acrecentar, año tras año, pautas que regulen la actividad del pescador, si las posibilidades de ponerlas en práctica se reducen cada vez más?

     Tenemos muchos argentinos dentro de nuestro territorio, pero con distintos tipos de ciudadanos: aquellos para los cuales se dictan leyes y los privilegiados que las recrean según sus propios intereses.

     Los ríos, y los seres que los habitan, son PATRIMONIO DE LA NACION y como ciudadano no prestaré colaboración alguna a ningún funcionario u organismo que pretenda desconocer este derecho, y que por su propia negligencia contribuya a que cada vez más alambres nos separen de nuestros ríos.

     Con respeto.