Agresiones a los peces

Por Silvia Ortubay.

(Es Licenciada en Ciencias Biológicas. Es profesional de la Dirección de Pesca de Río Negro, y se desempeña como Delegada en el área Bariloche. Es también investigadora honoraria de la Universidad del Comahue en el Departamento de Zoología del Centro Regional Universitario Bariloche)

     Resumen:

     Los salmónidos, como todos los peces en general, enfrentan una serie de inconvenientes que les confiere la vida acuática y que deben superar permanentemente para poder mantener su homeostasis. Eventos tan importantes en la ontogenia como las migraciones, la reproducción, el desarrollo embrionario, la alimentación o la dispersión están condicionados por una serie de factores físicos, químicos y biológicos del medio que luego mencionaré en detalle. Los peces presentan rangos ideales de tolerancia a estos parámetros del agua y si estos factores se alteran más allá de los niveles aceptables para cada especie, pueden provocar estrés, causar enfermedades y eventualmente serán incapaces de sobrevivir. Si estos cambios suceden de manera muy lenta pueden ser tolerados y no provocar estrés.

     Los parámetros adversos del medio acuático pueden producir efectos directos o indirectos sobre los peces. Los efectos directos son los que se presentan como lesiones, por ejemplo en el caso de una acentuada disminución en el pH, que lacera los epitelios branquiales, o la asfixia producida por la falta de oxígeno. Los efectos indirectos pueden observarse como un alto nivel de estrés. Esto conduce a una disminución en la resistencia a las enfermedades provocadas por otras fuentes (en particular los bioagresores presentes en el medio y aún en el mismo individuo, como por ejemplo, las bacterias oportunistas). En la época reproductiva el estrés puede reducir el potencial reproductivo. Finalmente puede haber recuperación o producirse la muerte del pez. Los cambios, tanto fisiológicos como bioquímicos, que se producen en el pez como respuesta a este estrés ambiental, son inespecíficos y se desarrollan en tres fases: una reacción de alarma, una fase de resistencia durante la cual la capacidad de adaptación mantiene la homeostasis a pesar de los cambios circunstanciales y una fase de agotamiento, cuando la señal de alarma persiste, la adaptación no es suficiente y la homestasis o equilibrio, no se puede mantener.

     La figura que observan es una adaptación del esquema de Sniezko en el cual sostiene que el pez, los agresores y el medio ambiente se encuentran en un equilibrio y que cualquier desequilibrio desplaza al sistema produciendo enfermedad. Otros autores fueron introduciendo factores para poder trasladar este sistema a condiciones bajo cultivo en piscicultura intensiva. En mi esquema he incorporado más factores que afectan a los peces en el medio natural. Vemos así que las enfermedades pueden deberse a causas naturales donde los constituyentes del medio acuático, susceptibles de ser peligrosos para los peces, están sometidos a influencias climáticas, meteorológicas o geológicas que no son factibles de evitar. Entre los factores físicos, químicos y biológicos que afectan naturalmente a los salmónidos, se destacan la temperatura, la intensidad y la periodicidad de la luz (incluyendo el sombreado y los colores de fondo), la turbidez, el pH, la conductividad, la alcalinidad y la dureza total, los gases disueltos (oxígeno, dióxido de carbono, etc.), los desechos metabólicos (amonio, nitratos y nitritos), los sólidos en suspensión, los bioagresores, la posibilidad de migrar, la disponibilidad de espacio y alimento y la frecuencia de estímulos de temor, tales como el movimiento de sombras. Otro factor importante para los peces en libertad consiste en la productividad del ecosistema que mantiene el suministro de alimento. Los factores ambientales pueden varíar sus concentraciones o valores de manera natural. Por otro lado los organismos patógenos o potencialmente patógenos están siempre presentes en los hospedadores (peces, u otros organismos del medio).

     Entre los agresores naturales los agentes climáticos son muy importantes. Durante los estiajes pronunciados, muchos desovaderos quedan totalmente expuestos y, en el caso de crecidas violentas, los huevos son arrastrados por la corriente, o son cubiertos por sedimento, lo que provoca la muerte de los embriones por asfixia. Los enemigos naturales son los que predan sobre los salmónidos en cada una de las etapas de su vida. Por ejemplo cuando emergen entre la grava pueden ser ingeridos por invertebrados acuáticos. Cuando se desplazan con mayor velocidad son presa de peces más grandes y cuando se hacen bien visibles a través del agua desde el aire, son capturados por las aves ictiófagas. En Patagonia tenemos un buen número de ellas: el martín pescador, el biguá, la garza bruja, la gaviota cocinera. Se debe tener presente que estas aves actúan además como vectores de parásitos adultos que cumplen parte de su ciclo en los peces, como larvas. Las truchas más grandes tienen muy pocos enemigos naturales, entre ellos el visón y el huillín. Otros agresores son los agentes patógenos, que pueden afectar normalmente a los peces en condiciones naturales, como los parásitos. Estos organismos más pequeños que los peces, viven en forma obligada en el hospedador. Algunos los parasitan como adultos y otros como larvas. En ambos casos, parásito y hospedador mantienen una situación de equilibrio. El grado de la lesión que provocan depende no sólo de la especie y densidad de parásitos sino, además, del estado fisiológico del hospedador. En el caso de desequilibrios en el ambiente pueden presentarse grandes mortandades de peces o desaparición de grupos parásitos. Además de los parásitos, hay otros agentes patógenos capaces de producir enfermedad en las poblaciones de peces silvestres y son las bacterias y los virus. Sin embargo, como veremos más adelante, en general los problemas que provocan, se deben fundamentalmente a malos manejos del hombre.

     Con respecto a las agresiones no naturales la actividad humana añade nuevos riesgos introduciendo al medio acuático sustancias peligrosas o desarrollando prácticas que potencian los efectos negativos de los factores ambientales haciéndolos patógenos para los peces. Aún las actividades como la pesca y la acuicultura alteran el medio ambiente. La acción antrópica sobre el medio natural implica una modificación del mismo. Esa modificación es designada como impacto ambiental. Se debe tener presente que "cada cuerpo de agua es tan saludable como el valle que lo origina y como la astucia del hombre en conservarlo".

     De todas las interacciones entre las actividades humanas y determinadas áreas o elementos sensibles de la naturaleza, se mencionan a continuación las que tienen un efecto más notable sobre las poblaciones de salmónidos y de peces en general.

Ataques al suelo y al subsuelo y modificaciones de la cubierta vegetal.

     La tala de árboles, los incendios, las construcciones como canales, represas, el aumento de los espacios cultivados, el pisoteo de riberas y cauces de arroyos y ríos provocan una perturbación del régimen hidráulico, una modificación en la trayectoria y configuración del curso de agua, y obstaculizan la libre circulación de los peces emigrantes. En particular la destrucción de las riberas por deforestación, por los trabajos de las canteras de áridos en cauces de arroyos y el aumento de la población ribereña, atentan contra la estabilidad de los cuerpos de agua, aumentando las diferencias entre los caudales de estiaje y de crecida, modificando su curso y provocando contaminación.

     El uso intensivo de las tierras de los valles en la agricultura, como es el caso del Valle del Río Negro, y los incendios particularmente de los bosques andinopatagónicos, favorecen la disminución de la calidad del agua. La erosión de los campos por la eliminación del bosque y del sotobosque multiplica la sedimentación en los cursos de agua, especialmente cuando desaparece la vegetación de las orillas. Esta vegetación es crítica cerca de los sitios de desove, ya que asegura que no se filtren sedimentos al arroyo, garantiza la cubierta protectora de sombra que necesitan los salmónidos para protegerse de los rayos solares en el verano, e impide el calentamiento de las aguas. Las canalizaciones para riego y las extracciones de agua llevan a secar temporalmente los cursos de agua. Se debe tener en cuenta que al reducir el caudal no sólo se está afectando la amplitud hidráulica sino la térmica.

     Los ecosistemas acuáticos se ven afectados por este tipo de acciones y se puede observar un incremento en la iluminación y en las pérdidas térmicas, una variación de los contenidos de gases, un reeemplazo de la vegetación acuática sumergida por vegetación elevada o por bancos de algas filamentosas y de la fauna de invertebrados por otros. También varían en su morfología al desaparecer las áreas sumergidas de las orillas, las zonas con remolinos y los bancos de arena.

     De esta manera, la desaparición de las zonas de refugio obliga a los salmónidos (y otras especies de peces), a exponerse a predadores y dificulta sus posibilidades de acecho. La falta de la cubierta protectora contra la radiación solar provoca quemaduras sobre el dorso de los peces, la supresión de los fondos poco profundos y las graveras eliminan los desovaderos, con la consiguiente disminución de la población.

     Debido a la fragilidad de los ríos de montaña, el sufrir estas modificaciones del entorno, ha significado que muchos de los arroyos y específicamente lugares de desove, hayan sido destruidos, total o parcialmente; como es el caso de los arroyos que han quedado incluidos en el ejido urbano de San Carlos de Bariloche, que desaguan en los lagos Nahuel Huapi, Gutiérrez y Moreno. Ejemplos que ilustran lo antedicho son numerosos, basta que mencione el caso de tres arroyos en los que trabajamos actualmente en algunos aspectos de su recuperación: el arroyo Ñireco y el Ñirihuau, en nuestra ciudad y el arroyo Valcheta, cercano a San Antonio Oeste y Viedma y que constituye el pesquero de salmónidos más importante de esa región y que tiene un reconocimiento mundial por albergar en sus aguas termales un pez de características únicas en el mundo, la mojarra desnuda, sobre la cual también estamos trabajando.

Contaminación.

     El agua, por ser un solvente universal hace que la prevención y el control de la contaminación física y química de los ambientes acuáticos sean mucho más difíciles de realizar que en extensiones equivalentes de tierra. El agente contaminante puede tener una acción directa en los peces provocando lesiones de gravedad variable o agredir su entorno, eliminando parte de su cadena trófica, dificultando su reproducción por destrucción de desovaderos, o creando condiciones de resistencia ambiental que hacen difícil la sobrevivencia, disminuyendo el crecimiento o debilitando las defensas del pez, haciéndolo más susceptible a las enfermedades. Esta forma de actuar indirecta es extremadamente peligrosa, debido a que no es rápidamente advertida.

     La contaminación inorgánica normalmente es producida por efluentes industriales, lavado de terrenos tratados con agro-químicos, herbicidas, pesticidas, metales pesados, así como la incorporación de derivados del petróleo, que envenenan los seres vivos acuáticos de inmediato. Cuando las concentraciones de todos estos productos nocivos son bajas, su efecto tarda más en hacerse notar; pero luego de su lenta acumulación en las cadenas alimentarias, terminan teniendo un efecto letal sobre todos los organismos vivientes que ofician como bioacumuladores.

     La contaminación orgánica se debe a la alteración de la calidad del agua por el enriquecimiento cor materiales orgánicos. Se logra por el aporte de vertidos cloacales urbanos y de plantas de tratamiento, drenajes, fertilizantes y descomposición de materia orgánica, entre otros. Un arroyo enriquecido puede presentar un desarrollo explosivo de algas, siendo algunas cianofíceas responsables de provocar cambios en la concentración de oxígeno disuelto y en la transparencia del agua, olores desagradables, toxicidad, además del conocido "gusto a barro" en los peces. Son numerosos los sabores, olores y colores indeseables encontrados en la carne de pez, ya sea debido a causas naturales como a residuos industriales. También se debe tener presente que altos niveles de materia orgánica conducen a un desarrollo importante de bacterias, muchas de las cuales pueden ser patógenas para los peces. Los desagües reducen la calidad del agua en distinto grado según los niveles de dilución, el grado de tratamiento del material original, de su composición y de la respuesta del ecosistema. La falta de oxígeno es una de las principales consecuencias, así como el aumento de las partículas en suspensión,

     Hay otros tipos de contaminación, como la contaminación térmica provocada por presas hidroeléctricas, la contaminación mecánica o algún tipo de contaminación "natural" como la provocada por la descomposición de algunas coníferas.

     En nuestra ciudad tenemos ejemplos que representan acabadamente todo lo expuesto. Entre ellos podemos mencionar el caso del arroyo Ñireco, el cual es receptor de todo tipo de elementos contaminantes y el Lago Nahuel Huapi que hasta la fecha sigue recibiendo los deshechos cloacales sin tratar de una ciudad de 100.000 habitantes. En las instalaciones de la Dirección de Pesca en el arroyo Ñireco sobre su desembocadura en el lago Nahuel Huapi, se capturan los salmónidos que ascienden en su migración reproductiva. En los primeros años, cuando se los mantenía un tiempo prolongado en el arroyo se observaban importantes lesiones en los epitelios fundamentalmente de las branquias, aletas deshilachadas y opacidad en las córneas. El municipio local detectó 40 focos contaminantes -detergentes y jabones de un lavadero, soda cáustica proveniente del lavado de pisos en el matadero, entre los más peligrosos para la salud de los peces.

Presas hidroeléctricas.

     La construcción de una presa conlleva una transformación del ambiente fluvial que de ser un sistema lótico (río) estable se convierte en un sistema léntico (embalse) inestable. Las represas impiden la migración de los peces, alteran la calidad del agua por una gran acumulación de sedimentos y provocan un aumento en la producción biológica total. La eutroficación conduce al desarrollo de organismos fotosintéticos debido al mayor aporte de nutrientes, favoreciendo el crecimiento de plantas arraigadas y el desarrollo de organismos herbívoros y por ende de carnívoros y en definitiva una diversidad de organismos diferente a la inicial. En las regiones templado- frías como la nuestra, con escasa vida acuática restringida sólo a la masa superficial del agua, al existir una fuerte descomposición de la materia orgánica del fondo (la vegetación del suelo inundado no es extraída y se descompone), sustrae oxígeno del agua profunda, con desprendimiento de gases nocivos.

     En los proyectos hidroeléctricos el agua y el aire pueden ir juntos siendo comprimidos por el paso a través de las turbinas creando sobresaturación. Los peces mantenidos en agua con sobresaturación de oxígeno o nitrógeno desarrollan la conocida enfermedad de las burbujas (nos sirve de ejemplo la presa Yaciretá, en donde las mortandades de peces son reiteradas y su sintomatología se corresponde con esta enfermedad.

     Otro factor del medio que se ve notablemente alterado es la temperatura del agua. Hay además una contaminación mecánica y una orgánica. Según la ubicación y el manejo de la toma de agua, superficial o profunda, brusca o regular, el río aguas abajo será más o menos agredido, pero siempre existirá una tendencia a la degradación. Un problema grave en el caso de eliminar el agua de las capas profundas es la contaminación del río aguas abajo de la presa con altos niveles de sulfhídrico. Por otro lado cuando se elimina el agua de los estratos superficiales, ricos en fitoplancton y con temperaturas más elevadas, se empobrece el embalse y se enriquece el río aguas abajo, con la consiguiente desaparición de las comunidades estenotermas por las importantes fluctuaciones de la temperatura.

     Al construírse la presa Futaleufú en el Río Grande (Chubut) se inundó una extensa área de magníficos bosques, que ni siquiera fueron aprovechados sus recursos madereros. Actualmente el fondo del embalse Amutui-quimei contiene una enorme masa vegetal en descomposición y el salmón encerrado ha desaparecido.

     Las presas constituyen obstáculos insalvables, en el caso de peces migradores como las truchas. Para remediar esto, normalmente se construyen "escalas". Sin embargo, no son eficientes o son muy caras cuando deben superar los 30 mts. de altura. En este caso son remplazadas por ascensores o trabajos de piscicultura. En el caso del río Limay, los estudios previos determinaron la infactibilidad de este tipo de facilidades para peces, pero por iniciativa de la provincia de Río Negro, fue prevista una estación de piscicultura en el embalse de Piedra del Águila, la cual ya se encuentra en un avanzado estado de construcción.

Enfermedades no naturales.

     Aquí haré referencia a enfermedades que, si bien pueden presentarse en los peces silvestres, es el hombre el responsable de la aparición o la gravedad de las mismas. En nuestro país no hay un registro de enfermedades virales y bacterianas en poblaciones naturales de peces. Se sabe por la literatura mundial, que estas enfermedades ampliamente difundidas entre las especies cultivadas, no son comunes en los peces silvestres. Estas bacterias y virus a los que se hace referencia deben vivir en forma obligada en los peces. Su presencia es conocida en pisciculturas, donde el hombre concentra una gran cantidad de peces en forma artificial. En las piletas o jaulas, las condiciones de estrés bajan las defensas de los peces y abren así la puerta de entrada a todo tipo de agente patógeno. Debido a las altas densidades de peces, estos agentes se extienden con gran rapidez. Desde hace décadas se han diseminado por todo el mundo y, en la actualidad, países como Chile, en donde la actividad de piscicultura es muy importante, comienzan a tomar medidas para evitar la introducción de estos agentes patógenos al importar huevos embrionados y peces vivos. Los peces silvestres que están en contacto con el agua de entrada o salida de piletas o en las inmediaciones a jaulas, en los ríos y lagos, pueden contagiarse y morir o transformarse en portadores de la enfermedad. De ahí la importancia en tratar estos temas sanitarios a la hora de legislar y poder prevenir este tipo de accidentes.

Furtivismo.

     El furtivismo durante la época de desove de los salmónidos es una de nuestras mayores preocupaciones y constituye probablemente una de las principales causas de mortalidad en los salmónidos que remontan ríos y arroyos cercanos a nuestra ciudad.

Turismo.

     El desarrollo turístico no programado, particularmente aquél que explota los recursos acuáticos, incide de manera notable sobre la salud de los peces.

     El pisoteo, la destrucción de riberas, la contaminación son algunas de las causas más visibles, pero no puedo dejar de lado mencionar los proyectos que han quedado olvidados pero que aún se mantienen latentes.Tal el caso de los shotover jets en aquellos ambientes que se deben mantener prístinos para el disfrute perdurable de las generaciones futuras, como lo es el río Limay.

     En la Argentina y en particular, las aguas dulces de Patagonia reúnen las condiciones ideales para el desarrollo de poblaciones de salmónidos de excelente calidad pesquera (nos basta ver los registros de récords de tallas máximas por pesca deportiva). Sin embargo todos nosotros somos conscientes del grave riesgo que sufren estas poblaciones y que, de todos los factores negativos que recién mencionaba, el más peligroso es el hombre. No podemos detener los procesos naturales pero sí podemos trabajar de manera ordenada y mancomunar esfuerzos a favor del medio que nos rodea. Un esfuerzo de tal magnitud se vio plasmado hace muy pocos días cuando los habitantes de Dina Huapi, Villa La Angostura y San Carlos de Bariloche nos dimos la mano para abrazar al río Limay y decir NO al proyecto Segunda Angostura.

     Muchas gracias por su atención.