La evolución de un pescador

Por Claudio Alberto Jerez

Socio APMN N° 475

     Esta es la historia de un muchacho argentino, rionegrino y cipoleño que desde muy joven acostumbraba a irse de su casa por las tardes a recorrer los alrededores. Siempre curioso y observador, aceptaba gustoso cualquier invitación a la aventura. Cuando tenía alrededor de 8 años y con un par de pequeños cómplices recorrían la zona aledaña a la ciudad, zona de chacras, en busca de las grandes palomas "monteras", las que una vez atrapadas iban a parar a la parrilla en el patio trasero de la casa de alguno de los chicos al cual sus padres así se lo permitían. Todo un banquete para los mocosos porque las habían cazado ellos mismos.

     A medida que pasaba el tiempo las actividades iban cambiando, de la caza de palomas pasaron a las ranas, de las ranas a las martinetas, las que a fuerza de linternas y largas varillas de mimbre terminaban invariablemente y al igual que las palomas, en la parrilla, hasta que a uno de ellos se le ocurrió ir a pescar. Por supuesto que ninguno de ellos tenía la más remota idea de cómo se hacía para lograr que una trucha se decida a salir del agua. Recabando de todos lados información se hicieron de los elementos necesarios para intentar pescar. Las primeras veces sin lograr captura alguna pero con el tiempo, los cambios de carnada y mucha práctica se comenzaron a ver los resultados.

     Con el correr del tiempo y como muchas veces suele suceder los amigos se fueron separando, cada uno comenzó a transitar su propio camino, unos estudiando, otros trabajando desde edad muy temprana.

     El protagonista de esta historia nunca dejó de lado la pesca, siempre encontró un espacio de tiempo para ir al río alguna tarde o escaparse por un fin de semana si es que el tiempo y el bolsillo así se lo permitían.-

     Por supuesto que a este muchacho nunca nadie le habló de lo que es la "Pesca Deportiva", para él ir a pescar era ir a buscar pescados y traerlos a casa, el volver sin peces capturados y bien muertos era sinónimo de fracaso.

     Para evitar la derrota fue perfeccionando métodos de captura que le aseguraran llenar su heladera y también repartir un poco entre amigos, padres, hermanos y todo a quien le pudiera llevar algún "pescadito" para la cena.

     Por supuesto sus compañeros de pesca utilizaban las mismas artes que él. Jamás respetaron épocas y mucho menos se les pasó por la cabeza el comprar un permiso. Cada vez que iban al río sembraban la orilla con tarros con líneas de fondo con 5 o 6 anzuelos cada una, todos ellos atiborrados de lombrices; horas buscando pequeñas pancoritas que resultaran apetitosas para toda trucha que pase distraída por el sector y, como no podía ser de otra manera siempre llevaban con ellos una "brujita", como solían llamarle a la RED. Con ella se aseguraban una buena cantidad de capturas.-

     Preparando una salida de pesca, este pescador del cual aquí les hablo, pasa por un negocio del rubro en la Ciudad de Neuquén a comprar algunos anzuelos, algún que otro rollito de tanza y también interesado en adquirir un "bulbito" y un par de mosquitas que, según le habían dicho, daban muy buen resultado. Es atendido por una buena señora que a la vez que le mostraba unas moscas le preguntaba si nunca había pensado en hacer algún curso para pescar con mosca. Este muchacho anteriormente había averiguado para hacerlo pero lo que le cobraban por el curso estaba fuera de su alcance y por lo tanto había descartado la posibilidad, pero esta señora le informó que ellos dictaban cursos de pesca con mosca y que eran totalmente gratuitos. No lo pensó dos veces, se inscribió en el acto, pero siempre pensando en perfeccionar técnicas y buscar la manera de hacer más efectivas sus salidas de pesca.

     Cuando comenzó el curso se encontró con que no todas eran clases de atado de moscas y lanzamiento, se le explicó el significado del "catch and release", lo que al principio y de acuerdo a lo que hasta el momento entendía como "pesca" le pareció una "reverenda p..l...t..dez", pero con el transcurrir de las clases iba conociendo cada vez más a ese compañero de deporte que hasta el momento solo había observado detenidamente cuando estaba muerto; le explicaron el ciclo de vida de la trucha, le explicaron cómo se alimenta, de qué se alimenta, cómo vive, su gran inteligencia. Poco a poco comenzó a apreciar y a respetar a su oponente.

     La primera vez que devolvió un pez a su medio, capturado con una Woolly Bugger negra sintió que algo había cambiado, que ya no era el mismo de antes, que la satisfacción de la pesca no está en vencer y matar sino en verlo recuperar su libertad y quizás mañana lo vuelva a vencer, a él, al mismo pez que venció hoy, o por ahí nunca más lo vuelva a ver, porque esa trucha también iba a evolucionar y tendría más cuidado la próxima vez.

     Por supuesto, esta persona de la que hoy les hablo soy yo. No he vuelto a pescar con otra cosa que no sea con mosca, y si bien en mi primer temporada como "mosquero" sacrifiqué algún que otro ejemplar siempre fue poniendo especial cuidado en hacerlo en lugares permitidos, y en tamaño ajustado a lo que el reglamento marca y he notado sí, cosa que reafirma lo que anteriormente les dije, que ya no causa satisfacción, ya no me alegra como antes cuando llenaba mis bolsas con el producido de la pesca, y si me llena de orgullo y alegría el verlo retornar apurado al agua.

     De mis antiguas técnicas me han quedado los equipos, varios tarros, una red, y demás equipo del cual no me quiero deshacer sin destruirlo por miedo a que alguien pueda llegar a usar esa red en nuestras aguas y en perjuicio de nuestras queridas truchas.

     Este sábado pasado, 22/07/00, leo con mucho pesar en el Diario Río Negro un título "DETUVIERON A DEPREDARORES CON 200 KILOS DE TRUCHA" desastre éste realizado en el Río Ñirihuau, uno de los paraísos pesqueros que tenemos en nuestra zona. En este caso indudablemente el destino de las truchas sacrificadas era la venta a comercios, lo que al inescrupuloso comerciante le resulta ampliamente beneficioso porque es mercadería libre de impuestos y por ende mucho más barata. Y el pescador furtivo que realiza estas capturas ¿por qué lo hace; seguramente por ganarse algún dinero o quizás por esa tonta viveza criolla la cual todos nos jactamos tener. Quizás si estos pescadores furtivos tuvieran la misma posibilidad que tuve yo cambiarían y entonces priorizarían la vida de las truchas antes que el negocio que pudieran hacer.-

     Yo creo que todo el mundo puede evolucionar pero hace falta que alguien ayude, nadie cambia solo y por sí mismo, se necesita que otra persona nos muestre un camino distinto, y después si ese camino nos resulta interesante lo podemos adoptar, pero igualmente debe darse más difusión a los preceptos que se imparten desde las distintas organizaciones que se dedican a la preservación de los recursos naturales.-

     Yo trato de hacer mi pequeño aporte y entonces escribo y escribo, cuento mis experiencias, mis deseos, siempre tratando de difundir este hermoso deporte, la Pesca con Mosca, y lo mando a cuanto lugar de difusión conozco, claro que esto no alcanza pero igualmente es un granito de arena que se agrega y se suma.

     Ayer, 25/07/00, leo un nuevo título en el Diario, que habrá "DRÁSTICO CAMBIO PARA LA PESCA DEPORTIVA", en esa nota informan sobre que se implantará en todos los ámbitos de pesca de la Patagonia la "devolución obligatoria", lo que me parece perfecto, pero para que ello ocurra hace falta lo mismo que hace falta para que no se saquen 200 kilos de truchas furtivamente, hace falta que se controle y hacen falta recursos para realizar esos controles, porque no sirve de nada tener guardafaunas si no se les paga el sueldo en tiempo y forma, si no tienen buenos vehículos o, si esos vehículos no tienen combustible. Tanto o más importante que la legislación es que se den las condiciones para que esa legislación se haga cumplir, si no de nada sirve.-

     Todas las personas tienen la posibilidad y la capacidad de cambiar, tratemos que sea para mejor, todos podemos evolucionar, yo considero que lo he hecho, por supuesto que se lo agradezco a las personas que me hicieron comprender cuál era realmente la satisfacción de una buena pesca y la importancia de cuidar lo que hoy tenemos. Hoy trato de hacerle comprender lo mismo a quien esté dispuesto a escucharme o leer lo que escribo.-