El componente estético de la pesca con mosca

Aporte para una aproximación a la esencia del Fly-Fishing

Por Juan Mario Di Liscia

(Boletín Mosquero, Verano de 1994 - AAPM)

¿Por qué pescamos con mosca?

     ¿Porque así huimos de algo displacentero, llámese stress, tedio o tensiones cotidianas?. ¿O porque de este modo nos acercamos a otra realidad más grata: naturaleza, quietud, soledad, silencio...?. ¿Quizás por un impulso ancestral otrora fuertemente vinculado con la subsistencia?. ¿O como una manera especial de participar del místico ritual de la naturaleza?. ¿Por esnobismo?. ¿Como una búsqueda de identificación y pertenencia o como una práctica integral hacia una sensibilización y crecimiento?.

     Además, ¿es nuestra actividad un arte, una artesanía, un acercamiento cuasi científico a nuestros ríos, un deporte o es un poco de cada una de estas cosas?. ¿Existe eso que algunos llaman el fuego sagrado de la pesca con mosca?. Y, de ser esto así, ¿en qué consiste? o, al menos ¿cuáles son algunos de sus elementos esenciales?.

     Estos interrogantes podrían extenderse muchísimo y, forzosamente, cualquier intento de responderlos estará condenado a ser parcial, personal y subjetivo. De cualquier modo, como lo único concreto y válido como punto de partida del cual poder inducir generalidades son los fenómenos individuales, nos atrevemos a dar algunas respuestas con todas las limitaciones anotadas. Al respecto, nuestro título no deja lugar a dudas: para nosotros hay una estrecha relación entre estética y pesca con mosca. Pero veamos qué se entiende por estética:

     Según el Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española es lo "perteneciente o relativo a la percepción o apreciación de la belleza". De acuerdo al Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de J. Corominas, "deriva de 'estético', relativo a lo bello o artístico". Tomado del griego aisthetikós: susceptible de percibirse por los sentidos, y que deriva a su vez de áisthesis: sensación o facultad de percepción por los sentidos. (La negrita es nuestra). También se define como "ciencia de la belleza y teoría filosófica acerca del arte" e indica toda consideración o investigación sobre la belleza y el arte (conceptos estos no coincidentes más que en parte, como se aprecia al considerar la belleza natural, por un lado, y la fealdad artística por otro). La Estética, como disciplina teórica, abarca desde el plano más elevadamente metafísico hasta los análisis concretos de las obras y hechos estéticos, pasando por las doctrinas parciales del "gusto" y las preferencias prácticas de cada época y cada artista.

     A continuación, y como intento de dar alguna respuesta a nuestros interrogantes, expondremos dos hipótesis: 1) la existencia de una relación estética-sensibilidad, y 2) la de una relación estética-pesca con mosca.

     Con relación a la primera, las coincidencias en las fuentes arriba mencionadas, nos autorizan a hacer hincapié en que lo estético no solamente debe ser asociado con la belleza, sino, fundamentalmente, con la capacidad de percibir (y gozar) el hecho bello, con la sensibilidad de vibrar en armonía con ese algo que siendo de índole natural o cultural, tiene en sí mismo la facultad de producir placer con su sola percepción, no existiendo ni el porqué ni otra explicación racional.

     Krishnamurti asocia el "sentido profundo de la belleza" con el amor: como el amor verdadero, aquel se caracteriza por un estado de gratuidad, una espontaneidad que sobrepasa los cálculos y los condicionamientos lógicos, "el silencio del espíritu es, a menudo, amor; y a menudo lo que llamamos amor nos devela un fragmento de ese silencio". Son esos instantes en que escapamos a las palabras, a las ideas y a los conceptos que nos enclaustran; son las astillas que nos procuran eso que rehuimos: la libertad. Para él, no hay correcta relación con nada si no existe un verdadero sentimiento por lo bello, una respuesta a la naturaleza, a la música y al arte, un sentido estético altamente desarrollado.

     De esto no debemos inferir una desvalorización de lo técnico y lo científico -de significativa presencia en nuestra actividad- o si ustedes prefieren, de lo "práctico" o lo "real" (sic), pues el "dorado camino del medio" pasa en este caso, por una visión globalizadora y una mente alerta. Nos gustaría recordar eso de: "si sólo me interesa la poesía y no soy bueno en matemáticas algo anda mal en mí, si únicamente me interesan las matemáticas, entonces también hay algo que anda mal en mí".

     Con respecto a la relación estética-pesca con mosca, cabría preguntar si ¿es esta relación una percepción personal aislada o, por el contrario, es algo que compartimos con otros pescadores de ayer y de hoy?. Estamos totalmente convencidos que se trata de lo último, razón por la cual nos proponemos los siguientes objetivos:

     a) Ser concientes del peso del factor estético en las elecciones que hacemos de equipos, moscas, indumentaria, etcétera, y de cuya importancia a menudo, muchos de nosotros, no tomamos plena conciencia.

     b) Demostrar que una posición que niegue el componente estético como partícipe de la esencia de la pesca con mosca, es errónea.

     c) Iniciar e incentivar esta concientización a través del acopio de datos y experiencias particulares, a partir de las cuales se pueda luego inducir verdades más amplias acerca de la esencia de nuestra actividad.

     La historia y el presente nos muestran la existencia de este elemento estético en numerosos ejemplos:

     1) La belleza de las moscas: Las secas y las ninfas, tanto las imitadoras como las versiones impresionistas muestran casi siempre una intención estética de versátil cuantía. A veces, esta intención, y la función imitativa van estrechamente unidas, como por ejemplo en algunos terrestrials: nadie puede suponer que el agregado de patitas hechas de hackles recortados a una hopper responde exclusivamente a una intención de aumentar su semejanza con el natural, y con ésto su eficacia. Como solemos decir, se las colocamos "porque quedan bien" y cuya traducción sería: "son más logradas estéticamente". En las imitadoras, si bien predomina la preocupación por lograr semejanzas claves (gatillos), ya sea en cuanto a color, forma, tamaño, comportamiento, etcétera, y obtener un correcto funcionamiento físico, léase buena flotabilidad (adecuado aparato de sustentación hackle-cola, con materiales, técnicas y proporciones correctas), y eficaz presentación (efecto timón de las alas, etcétera), aun aquí hay autores que demuestran a través de su estilo una preocupación estética. Y así lo confirman, por ejemplo, las versiones de Al Troth de la Hare's Ear o de la Elk Hair Caddis, entre otras. Dentro de esta cuestión del estilo podríamos incluir también los casos de nuevos diseños que "derivan" de otros anteriores, a los que mejoran estéticamente, como ocurre con Randall Kaufmann y su Stimulator, heredera estilizada de la vieja Sofa Pillow. Pero es en las impresionistas, donde quizás más intervenga esta búsqueda estética, a lo que probablemente contribuya el hecho de estar liberados de la preocupación imitativa, situación de la que surgen moscas como la Royal Coachman.

     Los streamers en general, por último -aunque, no en importancia- todo el magnífico conjunto de las Atlantic Salmon Flies, desde sus dries, pasando por sus streamers, wets y culminando con las Full Dressed Feather Wings y sus parientes americanas, las Hairwings, son una exquisita demostración de belleza que excede superlativamente toda finalidad de pesca.

     A esto debemos agregar, cómo los pescadores que no atan, demuestran tener muy en cuenta estos valores estilísticos cuando escogen a sus proveedores o eligen sus artificiales en las casas del ramo.

     Finalmente, aunque de esto se podría seguir hablando mucho, hasta algo en apariencia tan pequeño e insignificante como las cabezas de estos artificiales, asume en manos de nuestros artesanos atadores un valor calológico a través de su forma, tamaño y lacado.

     2) La belleza en la indumentaria y los equipos:

     Partiendo de la vestimenta no específica (camisas, pantalones, etcétera) y pasando por chalecos, sombreros, waders, zapatos y parcas, hasta llegar a las cañas y reels, hemos sido -por intermedio de quienes nos han precedido-, somos y seremos siempre, eternos buscadores de ese algo que trasciende la eficacia y la calidad material y que por llamarlo de algún modo denominaremos la calidad formal.

     3) Estilística del casting:

     Música silenciosa de la pesca con mosca, sinfonía que concluye con la sutil presentación y el goce que produce lo armónico, es indudablemente una de las razones de nuestra pasión por esta forma de pesca. Recordemos al efecto, un párrafo de Norman Maclean en "A river runs through it": "The cast is so soft and slow that it can be followed like an ash settling from a fireplace chimney. One of life's quiet excitements is something beautiful, even if it is only a floating ash"

     4) La belleza de los salmónidos:

     Si bien mucho se ha dicho acerca de las cualidades comparativas de los salmónidos: la trucha arcoiris la más acróbata, la marrón la más astuta, la fontinalis la más vistosa y según otros también la más rica, el salmón del Atlántico el más deportivo, etcétera, todos ellos tienen, sin embargo, la capacidad de despertar esa emoción placentera y sutilmente eufórica que se experimenta ante lo bello.

     Nosotros podemos dar testimonio de ello, y tan es así que muchos pescadores con mosca lo son sólo de salmónidos; y aunque muchos otros han extendido también su técnica a otras especies y regiones, al hacerlo emulan a esos inmigrantes que a pesar de los años y los nuevos lazos adquiridos añoran su terruño y sueñan con estar allí casi todas las noches.

      Como en estos, prima en ellos la adaptación a una realidad (distancias, tiempo, dinero, momentos del año, etcetera) sobre la libre elección personal.

     5) Belleza del habitat de los salmónidos:

     Solamente queremos decir, parafraseando a Robert Traver en un pasaje de su "Testamento de un pescador", que pescamos, entre otras cosas, porque disfrutamos y nos emocionamos con los lugares invariablemente hermosos, donde se encuentran las truchas, tanto más bellos cuanto más los comparamos con los lugares invariablemente feos, donde se juntan las multitudes, o porque tal vez algún día atrapemos esa sirena, alquimia de mujer, canto y tentación que se transmuta en la belleza de una captura o de una bulliciosa eclosión crepuscular.

     Por ultimo, recordemos que lo estético implica proporciones, "regla áurea", cerrar "guestalts", límites y finales armónicos, etcétera, y que la pesca con mosca sólo podrá superar su atavismo biológico-acumulativo y consagrarse como expresión de belleza, si opta por el único final que permite completar esta guestalt: la devolución.

     A modo de conclusión, podemos manifestar que la pesca con mosca es para nosotros la excusa para un hecho estético, que involucra desde la sutil artesanía del atado y la atenta observación del ambiente, hasta la armoniosa danza del casting y el místico acto de la devolución. La belleza forma parte de la esencia de la pesca con mosca, y ese fuego sagrado es la capacidad de captar esta esencia, es la capacidad para vibrar con un loop que se desenvuelve armónicamente y posa con delicadeza una estilizada mosca atada artesanalmente, en las cristalinas aguas de un río rodeado de bosques que sentimos eternos.

     Deseamos terminar con un saludo afectuoso para nuestros pares y maestros, y para los que se inician, con nuestros deseos de que desarrollen la sensibilidad para captar toda la belleza que nuestra actividad les puede ofrecer.