Preparando los Bártulos
Por Raúl Perego.
Se inicia la temporada y ya estamos recorriendo los sitios donde se encuentran los elementos "piscatorios", vale decir: poner todas las cosas juntas de manera que al momento de salir nos resulte mas fácil olvidarnos lo que dejamos aparte, para limpiar o reparar.
Por experiencia propia, considero que lo más apropiado es hacer una lista teniendo en cuenta lo que necesitamos y lo que seguramente se va a olvidar el otro. Caso concreto, lo invito a que salga con mis habituales compañeros de pesca, donde cabe la posibilidad de llegar a Piedra y oír una aterradora exclamación que nos hiela la sangre, de uno de los muchachos....!Me olvidé la picada en la heladera!...
Por estas razones, más que valederas, sugiero:
* Ayuda memoria condensada de una nefasta salida de pesca de EL TRÍO LAS PILAS....(Rauli, Baru y el flaco Palito Hanselnann).
* Pegar una etiqueta engomada en la ventanilla trasera de la cúpula de la camioneta de Barullo (imprescindible móvil para nuestras salidas, considerando una actuación en La Cuadra), donde consigne "asapipa" un recordatorio que traducido significa asado/picada/parrilla.
* Obviemos la posibilidad de que el pié del micrófono, en el traqueteo de un viaje musical, sugiera el cambio de un vidrio. En este caso la etiqueta podría pegarse en los tres colchones que a última hora el Baru decidirá llevar.
* Al salir de Cipolletti, la carga en la camioneta deberá hacerse -como la última vez, donde participaron también algunos "mosqueros de primera línea" y miembros de la Asociación-, ubicando en primer lugar la heladera de l,60 mts. de ancho (sin hielo), de manera tal que al completar la carga del campamento y se cierre la compuerta con denodado esfuerzo, nos dé tiempo para llegar a la Estación de Servicio La Rotonda, donde la playa de estacionamiento de camiones sea el escenario receptor de la descarga total que nos permita poner los rolitos en la heladera.
La experiencia de viajes anteriores nos indica la importancia de la ubicación de los bártulos, petates o como quiera llamarle, siempre que en un determinado momento no tengamos que exigir una participación extra de neuronas para localizar el lugar exacto donde -tras la mateada- se encuentra el papel que tiene como noble misión, borrar los rastros de una inminente evacuación.
El entusiasmo del viaje, ríos y lagos, nos hace soñar con esas truchas que nos esperan, con la promesa de que serán devueltas y nos reconforta cuando en ese sueño (despierto), emulamos a Migré en esa novela que el bocho nos acepta, sacando la marrón que no necesite "agrandarse fuera del agua"...
Todo se relaciona con nuestras prioridades, ...pesca, constante admiración de la belleza a través de un paisaje que siempre lamentaremos dejar, y por qué no del panorama gastronómico, donde el humito entre los pinos nos reúne en el campamento computando el dorado de las costillas, suscitando con sorna, un aparente almuerzo de trabajo...
Y el regreso, con esa sensación de que llevamos en la retina ese paraíso que nos sentimos obligados a cuidar, porque siempre queremos volver, con la esperanza de que -en este caso- el progreso no avasalle lo que la naturaleza nos regaló.
Nota: Se recuerda a los pescadores amigos que viajen a La Angostura, la prohibición de viajar l5 km. desde el Río Bonito con el chaleco de pesca en el techo del auto. Gracias.